Nuestro Fundador y La Fundación
Padre Pablo Straub, C.Ss.R.
Sacerdote Redentorista
Los Misioneros Consagrados del Santísimo Salvador fuimos fundados por el Padre Pablo Straub, C.Ss.R. (sacerdote Redentorista).
Él nació en Long Island, Nueva York, el 7 de mayo de 1932. En 1946, a la edad de 14 años, ingresó en el seminario menor de los Padres Redentoristas y comenzó su formación religiosa y sacerdotal.
Luego de su formación como novicio y tras haber profesado sus votos religiosos en el año 1953 fue destinado a Mount Saint Alphonsus, en Esopus, Nueva York, para cursar allí sus estudios mayores de filosofía, teología dogmática y teología moral.
Después de haber terminado sus estudios de teología dogmática fue ordenado sacerdote en la festividad de la Virgen del Perpetuo Socorro en junio de 1958.
Durante sus años de joven sacerdote se dedicó a predicar múltiples misiones en el área este de los Estados Unidos. Años más tarde fue destinado a la provincia redentorista de Puerto Rico y allí también desarrolló una amplia labor misionera. En Puerto Rico se desempeñó como director general de los Cursillos de Cristiandad, y al ir predicando misiones y retiros para adolescentes, jóvenes y parejas, fue fundando múltiples comunidades evangelizadoras que se dedicaban a atraer a más personas para evangelizarlas mediante los retiros. Cabe mencionar que durante este periodo también predicó misiones en distintos pobladillos de las montañas rurales del Perú, y a orillas del lago Titicaca, así como en Colombia y en el centro del Valle de México.
Pasados algunos años, a inicios de los 80´s, Dios le fue manifestando al Padre Pablo el misterioso designio de fundar una comunidad de religiosas que fueran predicando misiones y retiros al estilo alfonsiano. El Padre Pablo comenzó un discernimiento y tras haber recibido el permiso de sus superiores, se fue a México para fundar esta nueva comunidad de religiosas, que hoy en día son nuestras Hermanas Consagradas del Santísimo Salvador, las cuales fueron fundadas el 8 de diciembre de 1984 en el pequeño poblado de Tomatlán, de la Diócesis de Autlán, Jalisco.
En los comienzos, tras la fundación de las Consagradas, al Padre Pablo nunca le había cruzado por la mente la posibilidad de fundar una comunidad varonil. Fue hasta después de diez años cuando él se fue dando cuenta de que una vez que él faltara las Consagradas ya no tendrían ningún futuro, pues no habría sacerdotes quienes fueran con ellas a las misiones y retiros, y por lo tanto, no habría quien confesara, ni quien celebrara el Santo Sacrificio Eucarístico. El Padre Pablo exclamaba vez tras vez: “misión sin la Sagrada Eucaristía y sin confesión no es misión” …y también solía repetir: “misión sin confesión: boda sin novia”. Mientras el Padre Pablo consideraba con preocupación esta realidad, providencialmente se fueron acercando unos muchachos a hablar con él y preguntarle: “ya existen las Consagradas… pero… y para nosotros… ¿no hay nada?”. Entonces el Padre Pablo acudió a las autoridades eclesiásticas y obtuvo en aquel primer momento, de viva voz, el permiso para iniciar un noviciado masculino para los Consagrados. Aquellos días eran alrededor del año 1994. Pero un poco más tarde, a inicios del año 1996, un gran hombre de Dios que en aquel entonces era el Excelentísimo Señor Arzobispo de Acapulco, Monseñor Rafael Bello Ruiz, puso su confianza en la nueva obra, y el dio el primer decreto de erección de los Consagrados del Santísimo Salvador como una asociación pública de fieles con miras a convertirse en instituto de vida consagrada.
Fue así como el Padre Pablo, junto con los Hermanos Consagrados y con las Hermanas Consagradas, comenzó una maravillosa obra formativa, a la vez que misionera-y-evangelizadora. Desde entonces se han predicado incontables y maravillosas misiones y retiros a lo largo y ancho de México, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Estados Unidos. El Padre Pablo solía decir algo que sigue siendo actual hoy en día: “las vocaciones vienen, no en torrente, pero sí como un constante riachuelo, poco a poco, pero ahí están”.
Después de haber sudado cansancio por la evangelización de los más pobres y abandonados; después de habernos formado a sus hijos e hijas espirituales durante tantos años, y después de habernos enseñado a amar a Jesús y a María; después de habernos llevado de la mano a las misiones y retiros para enseñarnos a misionar, después de habernos corregido tantas veces, incluso; el Padre Pablo Straub se durmió en El Señor, así como hacen los soldados en batalla: en pie de lucha, mientras se preparaba para predicar en un congreso mariano en Quintana Roo, México, el día 21 de octubre del año 2013.
Hoy en día los Consagrados del Santísimo Salvador tenemos presencia misionera en México, en Nicaragua y en los Estados Unidos. Seguimos luchando por conservar ese patrimonio espiritual alfonsiano que heredamos de nuestro Padre Pablo Straub, C.Ss.R., de felicísima memoria